
Una lección sobre la naturaleza de la mano de un sabio anciano y un joven intemperante obsesionado en destruir la naturaleza.
“Dedicado a mis padres por todas las veces que me han corregido y también a todos los que me han enseñado a respetar la naturaleza y la vida en todas sus formas y estados”
María
Había una vez un muchacho que para mostrar su rabia y rebeldía, apaleaba a todo lo que se ponía a su alcance allí por donde pasara. Cuando salía a dar un paseo por el campo o a buscar cebos para pescar, llevaba siempre una varita con la que castigaba cruelmente, para desahogarse, a todas las matas y árboles que se encontraba en su camino.
Un día de esos se encontró con un sabio anciano del lugar que estaba recogiendo hierbas medicinales para hacer infusiones que le ayudaran a sanar sus bronquios enfermos por el tabaco que había fumado en su larga vida. El joven se afanaba en romper a golpes una estupenda rama de un bello árbol, entonces el anciano le dijo:
– ¿Qué haces, hombre?, ¡no maltrates a ese árbol!, ¡pues no se merece ni uno solo de esos palos que tú le estás dando!
– ¿Por qué? -Preguntó el joven.

-Los árboles tienen vida y la vida siempre hay que respetarla en todas sus formas, además, son muy beneficiosos para el hombre.
-¡Sólo son unas hojas! – respondió el joven.
-Esas hojas, junto con el resto dan sombra en el verano, tan apetecida los días de calor, oxigenan el campo y le dan ese bonito color verde, en otoño caen al suelo nutriéndolo.

Sus raíces sujetan la tierra al suelo, para que cuando llueva ésta siga en su sitio y evitar así la desertización del terreno.
Mira, todo en el árbol es un provecho; sus frutos sirven de alimento a personas y animales.
¿Acaso a ti no te gustan las castañas?, ¿o una rica manzana?.

De sus ramas se puede obtener energía para calentar nuestros hogares, y son refugio para muchos animales.

De su tronco se obtiene madera para hacer bonitos muebles que hacen más cómodas nuestras casas.

Los árboles son una fuente de riqueza para el hombre y no debemos maltratarlos ni a sus pequeños retoños, porque si los dejamos crecer formarán un frondoso bosque.
Son amigos del hombre, son los pulmones de la tierra.

Toda la naturaleza necesita de un equilibrio que no debemos romper porque tendría consecuencias devastadoras para el planeta, sequías prolongadas, lluvias torrenciales con grandes inundaciones con las consiguientes hambrunas.
Y por si fuera poco todo esto, la naturaleza ha sido a lo largo de la historia, fuente de inspiración para artistas y poetas.Espero que hayas aprendido la lección. Y continuó su camino buscando plantas medicinales.
El muchacho se quedó cabizbajo, aquel hombre había tocado su conciencia con aquellas palabras y empezó a pensar que todo aquello que le hacia a las plantas y árboles era de una gran necedad. Tendría que cambiar su vida, ser más paciente, más obediente en casa, y a su memoria venian aquellas palabras: “la naturaleza es vida”, “los árboles son amigos del hombre”, “son los pulmones de la tierra”, “son ellos los que purifican el aire que respiramos”.
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