• Saltar a la navegación principal
  • Saltar al contenido principal

El cuentacuent✿s de María

Cuentos con corazón, aventuras y reflexión.

  • Cuentos
    • MAGOSTO AO CARÓN DA LAREIRA ©
    • El Rey De Los Sueños ©
    • ¡Amigo, Árbol! ©
    • El gallo ¡KICO! ©
    • Aventuras de un garbanzo ©
  • Facebook
  • Desarrollada por BYTE

MariaPrieto

El Cocinero Y Su Duendecillo©

14 de diciembre de 2020 por MariaPrieto

Cuento solidario

María Prieto Vázquez


Esta es la historia de cómo una cocina y los alimentos toman vida propia para ayudar a los más necesitados de la mano de un cocinero solidario y su duendecillo.


Dedicatoria

Dedicado con cariño especial a todos los niños y jóvenes de Aldeas Infantiles SOS.  Y a todas las personas que forman esta gran familia, mi admiración.

María Prieto

Esta obra está inspirada en dos grandes cocineros y personas, José Andrés y Karlos Arguiñano.

Un saludo también para ellos desde mi cocina, el lugar donde escribo todos mis cuentos.



Había una vez un país no muy lejano, donde los niños morían de hambre porque eran muy pobres, tan pobres que no tenían nada para comer. Los gobiernos de otras naciones amigas no sabían que hacer para ayudar a sus amigos enfermos por el hambre. Mientras tanto en el país de la abundancia vivía un cocinero humano, que les echó una mano. Se llamaba Baldomero, le ayudaba en sus tareas de cocina un duendecillo llamado Casimiro. Con solo chasquear los dedos y al grito de ¡alehoop!, el duendecillo le ordenaba la cocina, le organizaba sus menús, o le picaba la verdura. Era muy servicial y le hacía todas aquellas tareas tediosas que necesitaba Baldomero.

Baldomero les envió una “legión de soldados verdes”, llenos de vitaminas para crecer sanos, para ello fue necesario hacer una revolución en la cocina.

Le preguntó un día al tomate: ¿tú viajarás para ayudar en el país del hambre?, y el tomate le dijo: ¿y que tendré que hacer?

-tendrás que ir allí y entregar tu vida como suculento alimento para que los niños puedan estar sanos.  Tú eres muy sano, les llevarás tu salud.

Entonces le dijo el tomate:

– ¡pero yo no quiero ir solo!  Y respondió

el cocinero:

-Reclutaremos también a tu amigo el pimiento. Haréis buena pareja de viaje y los dos sois muy ricos y nutritivos. El pimiento dijo que a tan altruista causa no se podía negar.

y el pimiento que todos los sábados juagaba una partida de naipes con sus amigos, prometió que en su próxima partida hablaría con ellos, y con los garbanzos para llevarlos al lugar de la pobreza y alimentar las bocas de las criaturas hambrientas,

Entonces la cebolla se dirigió a Baldomero y le dijo:

 ¡Yo también quiero ayudar!, ¿o sólo valgo para tus ollas?

Y Baldomero le contestó: ¡muy bien, contamos contigo!, serás la avanzadilla junto con el tomate y el pimiento, y serás la base de todos los guisos.

Y dijo la barra de pan:

¿y cómo van a comer sin pan?, yo también ayudaré, llenaré sus barriguitas y recuperarán así la sonrisa, todos los padres podrán dar a sus hijos trocitos de pan como gesto de amor por ellos.

Mientras tanto las naranjas hablaban con las manzanas

y se decían a sí mismas que semejante fuente de vitaminas no se puede desestimar. Y el plátano dijo:

 yo también ayudaré, soy el vecino más cercano y a los niños les gustan mucho los plátanos por su dulce y agradable sabor, y soy muy energético, los niños recuperarán sus fuerzas para ir al colegio, y para ayudar en casa y poder jugar.

Todas estas frutas y verduras prepararon un plan con Casimiro para enviar un mensaje a todo el mercado. El duendecillo iría en la cesta de la compra con el cocinero y reclutaría así a las demás frutas.  Y así fue como se pusieron en contacto con mandarinas, peras, nueces, avellanas. Estas últimas pensaron que podían ser muy útiles porque tienen buena resistencia y alimentan mucho, y así podrían quedarse por mucho tiempo, pues no corrían el riesgo de perecer fácilmente.

El cocinero viendo que los alimentos estaban de su parte y les parecía bien aquel proyecto solidario, pensó que quizás su amigo el granjero le podría proporcionar algo de leche para que las criaturas pudieran crecer fuertes y sanas y tener un buen desarrollo. Y así fue, el granjero que también era hombre de principios, proporcionó abundante leche para los niños hambrientos.

El cocinero entonces dijo al duendecillo: ¡Casimiro!, necesitamos tu inestimable ayuda para transportar a todos los alimentos y también a mí al país de la hambruna. Y chasqueando los dedos pronunció su ¡alehoop!, entonces una nube de estrellitas de colores brillantes los envolvió y aparecieron ipso facto en su lugar de destino.

Allí se alojaron en casa de una pobre familia que muy contentos de verlos a ellos con tanta ayuda les acogieron y les dieron la bienvenida.

Cada vez que necesitaban recursos Baldomero invocaba al duendecillo, y chasqueando los dedos se trasladaba de un sitio a otro en una nube de polvo de estrellas de colores sin problemas y con absoluta prontitud.

Y esta ha sido la historia de Baldomero y su duendecillo Casimiro y de cómo hicieron una revolución en la cocina para ayudar a los más necesitados. Todos estos buenos amigos están esperando a que tú, querido lector, te animes también a ayudar en vez de quedarte tranquilamente sentado en tu sofá. Esto es solo un cuento, pero tantas veces la realidad supera a la ficción, tanto en crudeza como en solidaridad.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.

FIN

Publicado en: Cuentos

MAGOSTO AO CARÓN DA LAREIRA ©

7 de mayo de 2020 por MariaPrieto

Dedicatoria

Dedicado á miña avoa Benedicta, (QEPD) a quen tantas veces lle pedín que  me contase  algún conto. Nela está inspirada en gran parte esta  sinxela obra.

Dedicado tamén a os  meniños  da  miña familia  e da miña parroquia, para que  non esquezan  estes contos enxebres dos seus devanceiros.

Graciñas  a Mar Hermida  pola  súa axuda  desinteresada  coa  gramática  galega.

María Prieto Vázquez.


Había unha vez nun pequeno recuncho da nosa terra unha familia formada por un neno mais unha nena, os pais deles e a súa avoa materna. Sería un día coma outro calquera  se non fora día de Santos.

Comezaba o mes de novembro cunha boa colleita de castañas e dispuxéronse a facer un magosto. Xa sabedes, asar castañas e contar contos novos e vellos arredor da lareira.

Despois de acender o lume e ter as castañas adentadas, os nenos dixeron aquilo de :

– Maadriña!… cóntasnos un conto? E a avoa que era moi contista e amiga dos nenos respondía sorrindo:

– Contarei!.. Isto era unha vez, unha vella que daba pez, je!, je!, gustouvos?

Eles respondían:

– Sí.

E Maruxiña cacarela preguntaba:

-Cóntasnos outro?  

Iniciaba así a nena un diálogo entre avoa e neta…


-Muller,… agora non me acordo !-facéndose o rogado, coma a quen a ver que sabes?-.

Entón Maruxiña  refrescáballe a memoria:

– Un día alindando nas vacas contáchesme un moi gracioso dunha cabra que dicía: nin de nova nin de vella, nunca tanto dei a canela.

Ai logo, ben te acordas! –díxolle a avoa-. E comezaba a contar o conto que lle pedía a súa neta:

Isto era unha vez unha cabra que tiña dous cabritiños, e estaban pacendo no monte e, cando pechaba o día, o cabrito pequeno  dicíalle á cabra:

– Mamá!, imonos, que é noite!-

E a cabra respondíalle:

– Petela meu fillo petela, que mañá vén un día de neve!.

De alí a outro pouco volvía o cabrito, xa canso de estar no monte, a dicirlle á súa nai:

 Mamá! Ímonos que é noite!

 E a cabra respondíalle:

-Petela meu fillo petela, que mañá vén un día de neve! -animando as crías a seguir pacendo tranquilamente-.

Tanto demoraron que se meteron de cheo na noite, e nisto que ven as orellas do lobo por detrás dunha toxeira, daquela a cabra corría, corría e fuxía e os cabritiños tamén. A cabra acorada dicía:

– Aah!, aah!, aah! nin de nova nin de vella, nunca tanto dei a canela! aah!, aah!

– Aí a cabra apuraba, éralle tarde – dicía o pai

– Eu tamén sabía un, pero agora non me acordo moi ben -dicía a nai dos pequenos-. E dirixíndose á avoa, díxolle:

 -Mamá!, ti sabes aquel do lobo e do raposo cando cavaban na roza?

E contestou leda a avoa:

-A ver logo que volo conto, pero antes hai que botar lume, se non as castañas non se asan.. .

E entón a avoa, que o que máis lle gustaba era contar contos aos pequenos e sucesos aos grandes empezou  a contarlles aos rapaces aquel conto que dicía así:

-Isto era unha vez o lobo e mais o raposo que dixeron de ir cavar a roza e mentres cavaban fixeron unha aposta a ver cal era máis listo, máis astuto. O lobo chamábase Xan e o raposo Pedro. Cavaban e discutían e, de repente, oíuse un berro:

– Uuuh! (era o raposo ás escondidas do lobo)

– Chaman aí, vou aló -dixo o raposo-.

E foise o raposo polo camiño adiante. Na beira do camiño, detrás dun valado, á sombra dunha árbore deixaran un pucheiro co xantar, e o raposo que era moi folgazán e non tiña ganas de traballar foi ao pucheiro e comeu unha pouca de manteiga, descansou un pouco e despois disto volveu ao traballo e entón preguntoulle o lobo:

-Onde fuches?

-Fun facer un afillado -contestoulle o raposo-.

-E como lle  puxeches? -volveu preguntar o lobo-.

 -Principiado, respondeu o raposo. (Acababa de empezar a comer a manteiga).

Seguiron traballando e de alí a outro pouco ao raposo volveulle dar a galbana, e volveu berrar disimulando para que non o vira o lobo.

– Uuuh!

-Chámanme, hai que ir aló -dixo o raposo-.

E foise o raposo outra vez detrás do valado onde quedara o pucheiro co xantar e comeu outra pouca de manteiga, deitouse outro pouco  e cando lle pareceu ben, volveu ao traballo co lobo e este preguntoulle:

– Onde fuches?.

– Fun facer outro afillado -respondeulle o raposo-.

-E como lle puxeches? -volveu preguntar o lobo-.

-Mediado (xa comera a metade da manteiga)

Satisfeita a curiosidade do lobo  seguiron cavando e suando a camisa ao sol de xuño.

Volveu o raposo por terceira vez a berrar ás escondidas:

-Uuuh!

-Chaman, vou aló -díxolle o raposo ao lobo-.

-Vai logo -respondeu o lobo-.

E foise o raposo outra vez comer manteiga detrás do valado e tomar o fresco á sombra dun carballo. Despois de acabar a manteiga e mais o mel volveu para xunto do lobo e este preguntoulle:

– Que che querían?

– Fun facer outro afillado -respondeu o raposo-.

-E como lle puxeches? -volveu a preguntar o lobo-.

-Rematado -respondeulle o raposo (acabara as viandas).

Entón o lobo canso de traballar toda a mañá, decidiu ir comer a merenda e propúxolle ao raposo:

-É mellor parar un pouco e ir xantar algo que hai fame.

Fóronse xuntos onda as viandas e a auga fresca no porrón, e daquela dixo o lobo descubrindo que faltaba o xantar:

-Coméronnos a merenda!.

E desconfiando das idas e voltas do raposo, díxolle:

-Fuches ti.

-Eu non fun, fuches ti -respondeulle o raposo-.

Estiveron un pouco discutindo quen fora e botando a culpa un ao outro. Entón o raposo, que é moi pillo, díxolle ao lobo:

-Fagamos unha cousa, ímonos deitar e durmir  coa barriga ao sol e o que súe, ese foi.

Ao lobo pareceulle ben, estaba seguro de que el non fora e deitouse tranquilo con ganas de folgar un pouco. “A falta de manteiga polo menos folgar” – dixo para si-.

O raposo que é moi astuto facía que durmía, e cando viu que o lobo adormecera, porque o lobo e moi durmiñón, recachou a perna e mexoulle na barriga e ao mesmo tempo deulle  un berro:

– Levántate, Xan que che súa a barriga!!

 A  avoa ría leda a astucia do raposo.

– Que susto, mamaíña !-dixo Maruxiña-.

– Susto o que levou nunha casa un home que se chamaba Xan que daba cabezadas mentres os mais contaban o conto; espertou de sobresalto coma o lobo  ao berro de “levántate, Xan que che súa a barriga” e dicindo: “Que é o que dis, ho?”

– Madriña, había moitos lobos cando ti  eras nova?

–preguntaba de novo interesa da, Maruxiña-.

E díxolle a avoa:

-Había e máis ben deles! E raposos tamén, pero falar con eles non falei nunca. A nena ría as ocorrencias da súa avoa.

-Unha vez que ía para unha fía, un home de aquí que lle chamaban Xan, botou toda a noite loitando cunha silva  pensando que o tiña collido pola camisa cos dentes. E outra vez viña dunha festa un rabaño de xente nova, e  botaron a noite subidos a un carballo nunha carballeira que atravesaban, camiño da súa casa. Ao ver o lobo subíronse  ao carballo, xalles daba o corpo que andaba preto.

E entón preguntou  Maruxiña:

-E como se sabe que o lobo anda cerca?

A avoa respondeulle:

-Din que se non sentes a roupa no lombo é sinal de andar o lobo cerca. 

E díxolle a pequena:

-E ti viches algunha vez un lobo?

-Máis de catro.

E entón a nena envolta na curiosidade e no misterio do lobo volveulle a preguntar:

-E como son?

Ao que respondeu a súa nai:

-Xesús, que preguntona é!

E a avoa comezou a descrición:

-E coma un can lobero grande, e regaña os dentes coma un can doente e de noite aluméanlle os ollos.

Entón a nai dixo:

-Éche moito o conto!

O pai que non lle gustaba moito o boureo dixo desta vez:

-Neniña, como sigas así esta noite soñas con el; xa te podes arrimar á túa madriña se non queres pasar moito medo.

A pequena que aínda non satisfixera de todo a súa curiosidade seguiu preguntando:

– E o raposo, víchelo algunha vez?

– Si, é moi bonito, ten un rabo longo, grande, de pelo suave.

 E volveu preguntar Maruxiña:

-E fai mal?

E a avoa esta vez díxolle:

– Aos nenos non, pero se entra no poleiro non deixa unha galiña viva. Precisamente o outro día contoume a veciña, a Rexina, que entrou un na súa casa, e  que fixo moita perda.

-A perda é que non te coma a ti ! -espetou Suso, o irmán de Maruxiña, farto de tanto protagonismo da súa irmá-.

-Ou a ti !-dixo ela-.

-A min non, que eu son máis listo  ca el!.

-Eu tamén! -dixo Maruxiña querendo ser tan lista coma o seu irmán-.

De repente oíuse o cacarexo dunha galiña e dixo  Suso:

– Puxo un ovo unha galiña.

-Ou anda aí o raposo -díxolle seu pai-.

– Anda, vai ao endego e mira se hai algo.

Foise  Suso moi contento e ao pouco volveu cunha galiña debaixo do brazo e candaseu ovo nos petos. Entón díxolle súa  nai:

-A ver, home, a ver que fas con esa galiña, que es ti máis raposo có raposo!.

-Tróuxena para que lle mirases se ten  ovo -acoutou Suso-.

-Agora estamos coas castañas, lévaa ao poleiro coas outras, xa se lle mirará mañá e ven  comer que arrefrían. Has de querer un pouco de leite con elas? – dixo súa nai-.

-Se é da Marela si, se non, non o quero -respondeu o neno-.

 E a nai á súa vez:

-Antollos de nenos! Que máis dará dunha vaca ca doutra, teu pai vaino beber da Parda.

E dixo o neno:

-Pois eu quéroo da miña vaca.

Mentres a nai intentaba que Suso tomara un pouco de leite a  avoa cunha agulla e un fío de liño  facía colares de castañas para os pequenos.

-A ver, Maruxiña, ven aquí que che fixen un rosario de castañas.

E a nena moi contenta exclamou:

-Un rosario de castañas!

E colgouno ao pescozo.

Entón preguntoulle súa avoa:

– Has de vir mañá á misa comigo?

E a nena outra vez leda dixo:

-Vou!, vou!, así estreo as botas novas que me mercou a mamá na feira!

-Falta che fará, que nos metemos no inverno e mañá vai chover -díxolle a avoa-.

-E ti como  o sabes? –preguntou Maruxiña-.

-Hai moita sinal de auga -contestoulle a avoa-.

A nena quedouse pensativa e dixo para si:

-Misterios da miña avoa!

Argallando coa leña de facer  o lume viu o Suso un insecto parecido a unha xoaniña, ese que os madrileños chaman mariquita e os  ingleses, ladybird. Confundido, colleuno na man e dicíalle  cantando (mentres o insecto abría e cerraba as ás coa intención de voar:

Cucurrei, cucurrei,
cantos anos durarei?
vinte e cinco, non o sei.
Un dous, tres, catro, cinco…

(contaba Suso entusiasmado esperando que o insecto non voase e así ter unha longa vida)…

…dezanove,  vinte. 

Ao contar vinte voou o insecto.

-Así que vas durar tanto coma un cabalo -díxolle súa nai-.

-E canto dura un cabalo? -preguntou Suso-.

– Segundo di o refrán, unha sebe dura tres anos, un can dura tres sebes, un cabalo dura tres cans, un home dura tres cabalos, e un corvo dura tres homes -respondeulle seu pai- bota a conta e saes de dúbidas.

-Volvendo aos raposos, había un moi feito dun raposo que andaba ás uvas de noite, contábamo a min o meu avó cando eu era pequena -dixo a nai-.

-Cóntanolo mamá -dixo  Suso- e despois xogamos á pita cega -voltou a dicir Suso dirixíndose á súa irmá-.

Como era día de festa, Suso aínda tiña máis gana de argallar.

E, entón a nai pelando unha castaña para o pequeno empezou a contar o conto.

-Unha noite saíu a raposa a ver se cazaba algo, ou a ver se vía algún galiñeiro descoidado no que facer      algunha falcatruada, pero… auga!, non atopou nada de xeito.

Nisto  botouse unha tronada, e coa luz dos lóstregos, vía nun curral unha parra cargada de uvas con moi bo aspecto, e coa fame que levaba a raposa, pensou que a falta de galiñas boas eran uvas, que ía ver se comía un acio e como era de noite e non se vía, cada vez que lostregaba saltaba a raposa intentando alcanzar as uvas, e ao mesmo tempo dicía:

– Alumea, alumea que che hei dar delas!

– Alumea, alumea que che hei dar delas!

Así pasou un bo intre, pero estaban altas e non lles chegaba, e ante o medo de que a descubriran os donos da parra, foise  coa luz da tronada dicindo moi fachendosa:

-Non  as quero, comía de mellor gana un cachelo!

Os nenos rebuldeiros  e cacarelos  imaxinaban a raposa saltando para chegar ás uvas.

E de tanto facer lume, comer castañas, contar contos novos e vellos, e de tanto xogar á pita cega, ou ao burro mais a albarda cunha  baralla vella que  viñera de  Castela, que a  trouxeran os segadores había moito tempo xa, chegou a noite, e os pequenos ían algo cansos e xa empezaban a choscar os ollos co sono. Entón dixo seu pai:

-Hai que irse á cama que veu Pedro Chosco e mañá hai que madrugar. (daquela madrugábase todos os días)

Entón Suso que non se  daba por vencido polo sono, dicíalle a súa avoa, case suplicando:

-Dinos unha adiviña antes de durmir!

A avoa colleuno no colo e díxolle:

– Vale, pero enseguida para a cama, eh!

 E espetoulle:

-Unha vella cun dente que chama a toda a xente. Que é? -preguntou a avoa-. E  Suso mirou para a súa irmá, despois para a súa nai e mais para seu pai  e por último sorrindo e sinalando cun dedo a súa avoa dixo:

 – Ti.

A avoa que lle faltaban os dentes e só lle quedaba un, ría dicindo :

-Caíches na trampa!, é a campá!, ala para a cama! E ti tamén, Maruxiña, mañá tedes que levantarvos canda min que ás nove hai misa!.

E así foi como rematou o magosto ao carón da lareira.

Fin.


Tambien te puede interesar

El Cocinero Y Su Duendecillo©

MariaPrieto
14 de diciembre de 2020

Cuento solidario María Prieto Vázquez Esta es la historia de…

Continua Leyendo… El Cocinero Y Su Duendecillo©

El Rey De Los Sueños ©

MariaPrieto
7 de mayo de 2020

«Dedico este libro a Dios y a toda su Iglesia,…

Continua Leyendo… El Rey De Los Sueños ©

¡Amigo, Árbol! ©

MariaPrieto
7 de mayo de 2020

Una lección sobre la naturaleza de la mano de un…

Continua Leyendo… ¡Amigo, Árbol! ©

El gallo ¡KICO! ©

MariaPrieto
7 de mayo de 2020

qui-        ri – ¡Qui –          …

Continua Leyendo… El gallo ¡KICO! ©

Aventuras de un garbanzo ©

MariaPrieto
7 de mayo de 2020

Continua Leyendo… Aventuras de un garbanzo ©

Publicado en: Cuentos

El Rey De Los Sueños ©

7 de mayo de 2020 por MariaPrieto

«Dedico este libro a Dios y a toda su Iglesia, por los valores y formación que transmiten”

María Prieto

Esta es la historia del país de los niños sin sueños, eran estos niños, niños abandonados. Vivían muy pobres, no tenían amor, y no tenían que vestir ni que comer, no tenían ni sueños. Era este un país gris en donde los niños lo veían todo negro y no tenían esperanza.

Viendo el Rey de los sueños que este país iba muy mal, por muy mal camino que los niños no sonreían decidió intervenir, envió para ello una paloma mensajera a este país con un mensaje a todos los niños y mayores sin sueños.

El mensaje decía así:

La paloma mensajera llegó al país de los niños sin sueños y allí entregó su mensaje del Rey al alguacil, el loro Pico de Oro, un loro parlanchín, para que pregonara el mensaje por todo el país.

Convocó el loro a todos los niños sin sueños en una gran plaza que tenía el Ayuntamiento de la capital del País de los niños sin sueños, y allí les dio el mensaje que le trajo la paloma mensajera de parte de su rey.

Los niños al ver que había para ellos, un hogar, vestido, y dulce alimento comenzaron a esbozar una sonrisa y empezaron a tener sueños:

«A mí me gustaría una casa de chocolate con tejado de bombón»,

 

«pues a mí me gustaría un abrigo de algodón dulce con el que se tejen los sueños, de color rosa, para pasar el invierno»,

Y otro dijo:

«A mí me gustaría merendar dulces de leche y miel de los que hace la reina.»

Y dijo una niña:

«A mí me gustaría ir al colegio y aprender a tejer ropas de algodón de azúcar,

para vestir a todos los niños»

Comenzaron así los niños a tener sueños, cuanto más queridos se sentían, y el amor de su Rey era extraordinario, más dulces eran sus sueños y más felices se sentían.

Cuando fueran mayores ellos también se casarían como hicieron sus padres, pero ellos lo harían en la iglesia merengue de su ciudad y tendrían niños que no abandonarían sino que serían queridos y amados. Y así fue como pusieron fin a su larga pesadilla, con la ayuda del Rey que vivía en el reino de los sueños cuidando de todos los niños.

El Rey de los sueños siempre está alerta velando por los niños y una vez más puso fin a una vida gris con su infinito amor hacia ellos y a las personas sin sueños y sin amor.

Colorín, colorado este cuento se ha acabado.

Fin


Tambien te puede interesar

El Cocinero Y Su Duendecillo©

MariaPrieto
14 de diciembre de 2020

Cuento solidario María Prieto Vázquez Esta es la historia de…

Continua Leyendo… El Cocinero Y Su Duendecillo©

MAGOSTO AO CARÓN DA LAREIRA ©

MariaPrieto
7 de mayo de 2020

Dedicatoria Dedicado á miña avoa Benedicta, (QEPD) a quen tantas…

Continua Leyendo… MAGOSTO AO CARÓN DA LAREIRA ©

¡Amigo, Árbol! ©

MariaPrieto
7 de mayo de 2020

Una lección sobre la naturaleza de la mano de un…

Continua Leyendo… ¡Amigo, Árbol! ©

El gallo ¡KICO! ©

MariaPrieto
7 de mayo de 2020

qui-        ri – ¡Qui –          …

Continua Leyendo… El gallo ¡KICO! ©

Aventuras de un garbanzo ©

MariaPrieto
7 de mayo de 2020

Continua Leyendo… Aventuras de un garbanzo ©

Publicado en: Cuentos

¡Amigo, Árbol! ©

7 de mayo de 2020 por MariaPrieto

Una lección sobre la naturaleza de la mano de un sabio anciano y un  joven intemperante obsesionado en destruir la naturaleza.

“Dedicado a mis padres por todas las veces que me han corregido y también a todos los que me han enseñado a respetar la naturaleza y la vida en todas sus formas y estados”

                    María

Había una vez un muchacho que para mostrar su rabia y rebeldía, apaleaba a todo lo que se ponía a su alcance allí por donde pasara. Cuando salía a dar un paseo  por el campo o a buscar cebos para pescar, llevaba siempre una varita con la que castigaba cruelmente, para desahogarse, a todas las matas y árboles que se encontraba en su camino.

Un día de esos se encontró con un sabio anciano del lugar que estaba recogiendo hierbas medicinales para hacer infusiones que le ayudaran  a sanar sus bronquios enfermos por el tabaco que había fumado en  su larga vida. El joven se afanaba en romper a golpes una estupenda rama de un bello árbol, entonces el anciano le dijo:

– ¿Qué haces, hombre?, ¡no maltrates a    ese árbol!, ¡pues no se merece ni uno solo de esos palos que tú le estás dando!

– ¿Por qué? -Preguntó el joven.

-Los árboles tienen vida y la vida siempre hay que respetarla en todas sus formas, además, son muy beneficiosos para el hombre.

-¡Sólo son unas hojas! – respondió el joven.

-Esas hojas, junto con el resto dan sombra en el verano, tan apetecida los días de calor, oxigenan el campo y le dan ese bonito color verde, en otoño caen al suelo nutriéndolo.

Sus raíces sujetan la tierra al suelo, para que cuando llueva  ésta siga en su sitio y evitar así la desertización del terreno.

Mira, todo en el árbol es un provecho; sus frutos sirven de alimento a personas y animales.

     ¿Acaso a ti no te gustan las castañas?, ¿o una rica manzana?.

De sus ramas  se puede obtener energía para calentar nuestros hogares, y  son refugio para muchos animales.

De su tronco se obtiene madera para hacer bonitos muebles que hacen más cómodas nuestras casas.

Los árboles son una fuente de riqueza para el hombre y no debemos maltratarlos ni a sus pequeños retoños, porque si los dejamos crecer formarán un frondoso bosque.

 Son amigos del hombre, son los pulmones de la tierra.

Toda la naturaleza necesita de un equilibrio que no debemos romper porque tendría consecuencias devastadoras para el planeta, sequías prolongadas, lluvias torrenciales con grandes inundaciones con las consiguientes  hambrunas.

Y por si fuera poco todo esto, la naturaleza  ha sido  a lo largo de la historia, fuente de inspiración para artistas y poetas.Espero que hayas aprendido la lección. Y continuó su camino buscando plantas medicinales.

El muchacho se quedó cabizbajo, aquel hombre había tocado su conciencia con aquellas palabras y empezó a pensar que todo aquello que le hacia a las plantas y árboles era de una gran necedad. Tendría que cambiar su vida, ser más paciente, más obediente en casa, y a su memoria venian aquellas palabras: “la naturaleza es vida”, “los árboles son amigos del hombre”, “son los pulmones de la tierra”, “son ellos los que purifican el aire que respiramos”.


Tambien te puede interesar

El Cocinero Y Su Duendecillo©

MariaPrieto
14 de diciembre de 2020

Cuento solidario María Prieto Vázquez Esta es la historia de…

Continua Leyendo… El Cocinero Y Su Duendecillo©

MAGOSTO AO CARÓN DA LAREIRA ©

MariaPrieto
7 de mayo de 2020

Dedicatoria Dedicado á miña avoa Benedicta, (QEPD) a quen tantas…

Continua Leyendo… MAGOSTO AO CARÓN DA LAREIRA ©

El Rey De Los Sueños ©

MariaPrieto
7 de mayo de 2020

«Dedico este libro a Dios y a toda su Iglesia,…

Continua Leyendo… El Rey De Los Sueños ©

El gallo ¡KICO! ©

MariaPrieto
7 de mayo de 2020

qui-        ri – ¡Qui –          …

Continua Leyendo… El gallo ¡KICO! ©

Aventuras de un garbanzo ©

MariaPrieto
7 de mayo de 2020

Continua Leyendo… Aventuras de un garbanzo ©

Publicado en: primero

El gallo ¡KICO! ©

7 de mayo de 2020 por MariaPrieto

qui-        ri –

¡Qui –                quiii!,      

                                                                         ¡qui –qui  -ri-  quiii !,      

A las seis de la mañana el gallo Kico toca diana. Es el primero en despertarse en la granja, con su canto despierta a las gallinas y también al granjero, y como al que madruga Dios le ayuda, las gallinas pondrán muchos huevos y el granjero con sus ventas ganará mucho dinero.

Así es como  Kico y sus gallinas comienzan el día, y después, a eso de las diez, el granjero abre la puerta del gallinero y entonces el gallo sale capitaneando a sus gallinas, el granjero arroja al suelo una rica ración de maíz y el gallo come feliz con sus gallinas y con el sol de la mañana canta alegre:

¿“defendiendo su gallinero, está un caballero con espolones de acero “?

¿“defendiendo su gallinero, está un caballero con espolones de acero” ?

Entonces las gallinas comen y escarban en su entorno para oír su protectora canción; y es que al corral le pueden acechar muchos peligros, tiene muchos detractores, algunos son depredadores.

Puede venir el águila Regina para comerse una gallina, con el gallo Kico no se atreverá, pues, aunque apenas puede volar, sus espolones y valentía son de admirar,

también puede venir el zorro Caco, con el mismo fin; es muy astuto y se puede colar por cualquier agujero del gallinero. Es necesario vigilar día y noche.

Mientras todas estas cosas pueden suceder el granjero trabaja tranquilo, sabe que el gallo defenderá muy bien sus gallinas.

El gallo Kico también fecunda las gallinas para que críen polluelos y tener así una gran familia. Cuando los pollitos crezcan serán a su vez estupendas gallinas ponedoras o valientes gallos, que el granjero llevará a la feria y venderá a sus amigos para que puedan proteger sus corrales.

El gallo Kico es muy llamativo y vistoso, no solo destaca por su valentía y destreza con sus espolones, tiene también un bello plumaje. Cuando es el tiempo de la muda, el hijo del granjero visita cada mañana el gallinero para ver si el gallo ha dejado caer alguna hoz de su preciosa cola, para coleccionarlas todas junto con plumas de otros pájaros que encuentra en el campo; las guarda todas en una caja y luego las enseña e intercambia con sus amigos.

Kico tiene mucho estilo, en el verano se pone su sombrero y a la hora de la siesta retoza a la sombra del limonero.

Así, con su canto y su sombrero las gallinas nunca se separan de tan altivo caballero y a él le resulta más fácil la tarea de protegerlas de los peligros.

Da mucho prestigio un gallo a un gallinero, y el gallo Kico es querido y respetado por sus gallinas y el granjero.

Y colorín, colorado, este cuento se ha acabado.


Tambien te puede interesar

El Cocinero Y Su Duendecillo©

MariaPrieto
14 de diciembre de 2020

Cuento solidario María Prieto Vázquez Esta es la historia de…

Continua Leyendo… El Cocinero Y Su Duendecillo©

MAGOSTO AO CARÓN DA LAREIRA ©

MariaPrieto
7 de mayo de 2020

Dedicatoria Dedicado á miña avoa Benedicta, (QEPD) a quen tantas…

Continua Leyendo… MAGOSTO AO CARÓN DA LAREIRA ©

El Rey De Los Sueños ©

MariaPrieto
7 de mayo de 2020

«Dedico este libro a Dios y a toda su Iglesia,…

Continua Leyendo… El Rey De Los Sueños ©

¡Amigo, Árbol! ©

MariaPrieto
7 de mayo de 2020

Una lección sobre la naturaleza de la mano de un…

Continua Leyendo… ¡Amigo, Árbol! ©

Aventuras de un garbanzo ©

MariaPrieto
7 de mayo de 2020

Continua Leyendo… Aventuras de un garbanzo ©

Publicado en: primero

Aventuras de un garbanzo ©

7 de mayo de 2020 por MariaPrieto


Tambien te puede interesar

El Cocinero Y Su Duendecillo©

MariaPrieto
14 de diciembre de 2020

Cuento solidario María Prieto Vázquez Esta es la historia de…

Continua Leyendo… El Cocinero Y Su Duendecillo©

MAGOSTO AO CARÓN DA LAREIRA ©

MariaPrieto
7 de mayo de 2020

Dedicatoria Dedicado á miña avoa Benedicta, (QEPD) a quen tantas…

Continua Leyendo… MAGOSTO AO CARÓN DA LAREIRA ©

El Rey De Los Sueños ©

MariaPrieto
7 de mayo de 2020

«Dedico este libro a Dios y a toda su Iglesia,…

Continua Leyendo… El Rey De Los Sueños ©

¡Amigo, Árbol! ©

MariaPrieto
7 de mayo de 2020

Una lección sobre la naturaleza de la mano de un…

Continua Leyendo… ¡Amigo, Árbol! ©

El gallo ¡KICO! ©

MariaPrieto
7 de mayo de 2020

qui-        ri – ¡Qui –          …

Continua Leyendo… El gallo ¡KICO! ©

Publicado en: primero

  • Cuentos
  • Facebook
  • Desarrollada por BYTE